(ella, para sí misma) – otra vez soñé que la lluvia nos diluía y volvíamos a ser tierra y nada de lo que recordamos, lo que somos, nada de eso volvíamos a ser. entonces, antes de que todo acabase, ya que no sabría decir qué volveríamos a ser y qué sería si volveríamos a ser ni quienes seríamos o si volveríamos a ser siquiera, entonces, antes que eso, antes de derretirnos en la eterna agua que Él nos dio, antes que todo eso, intentaba besarlo, pero tanta lluvia nos separaba que hacía imposible acercarme sin lastimarle los labios y que los perdiera para siempre - éramos tan frágiles, creo que no hubiésemos soportado la presión de un abrazo - (mirándolo dormir) temía tanto perderte –

(y lo abraza desconsoladamente mientras él despierta)

– ¿qué pasa Eva? otra vez se te seca la boca, ¿queres más agua?

y Adán nunca entendió por qué Eva lloro tanto al oír mencionarse tan preciado regalo divino.


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